El Señor Diego Sol como un psicopata hijo bastardo de Woody Allen, Sue como La Conciencia (no sé por que pero me suena lógico) y Mr. D como un loquero medio loco, un cuerdo desternillante, un flashback de ajenos lejanos, un deja vu en escena... Un ente del que jurarías de un momento a otro va a romper a cantar Boys Don´t Cry (con todo el pataleo y movimiento de caderas).
En términos de Titulo para uno: La Maté Porque Era Tuya.
En honor a ese milagro personal, esta crónica.
El viernes fue una noche de teatro para un servidor. Casi olvidada entre tanto ajetreo laboral, de no ser por el oportuno recordatorio de Dante, que me ayudó a mantenerlo en agenda hasta el último momento de mi amnesia burocrata (Ven cuates? Los flyers y las atentas invitaciones fluidas si funcionan, son la receta secreta conmigo).
A contrareloj todo para llegar a tiempo. Saliendo de la oficina llamo a Ivette y la invito, cruzando los dedos para que no fuera demasiado tarde (maldición que desatento!). Si puede, si accede, si estará ahí. Tout est illuminé...
Ir a Expo Guadalajara al Foro Más Joven, recoger el gaffette de prensa, ir a la conferencia de un tipo del IMJ, presentarme con el fulanito de relaciones públicas del evento, conocer a Jim Caviezel si es posible.
Ir al ITESO, encontrarme con Carolina (esa Carolina no, la de Cesar) para hablar o mejor dicho oirla hablar (de Cesar claro).
Ir a la casa del Mezquite, presenciar la obra.
Todo fue friamente cumplido (excepto conocer a Jim, bueno probablemente me lo topé y no me di cuenta, sería dificil reconocerlo si él no estaba colgando de una cruz). Bajando del tren me fui corriendo al sitio de la obra, llegué un par de minutos de acuerdo con la hora pactada.
Entramos.
Y ahí estaba entre las sombras, el maldito Señor D. sentado sobre una banca en el escenario, quieto como estatua, sin emitir ni un maldito sonido, como un jodido mimo. Por un instante comenzé a ponerme inquieto, entonces al ocupar mi asiento, con Ivette a un lado, él hizo un gesto y desde allá arriba me saludó, y ya no sentí miedo.
Las tres llamadas pasaron volando, entre broma y broma, pelea y pelea, el tiempo dejó su flujo perpetuo. se encienden las luces, se levanta el telón (imaginario) y arranca este proyecto seguido por meses...
El resultado, una risa tras otra, una grata compañía a mi izquierda ( y entusiasta miembro del público), la belleza de descubrir una faceta desconocida en la gente que estimo. Compartir con ellos ese instante grabado entre nosotros. Todos unidos en ese conjuro, todos complices.
La luz se apagó, la obra terminó, los aplausos estallaron, las sonrisas asaltaron el lugar, el elenco se acerca a hacer la reverencia, miro hacia atrás. Rubén está entre el público, le sonrie a Sue. Ella, ella creo que le sonríe a él. Yo sonrio al verlos.
Y entonces comprendo el milagro de todo esto...
Tiempo después el elenco baja, dejan de ser actores para volver a ser nuestros amigos, veo al señor D lo abrazo y felicito. Veo a Sue, aun sigue emocionada (por la obra?), intento adivinar el motivo, un nombre asalta mi mente. Ivette está a mi lado, todos sonreimos, bromeamos, me siento feliz. Todo está iluminado...
Meto mi mano en la chaqueta.
FLASHBACK: Salgo de la Expo Guadalajara, un tipo al pie de la avenida reparte tarjetas con teléfonos de prostitutas para contratarlas, me da una. Veo un taxi, corro para alcanzarlo y guardo la tarjeta en el bolsillo.
Encuentro la tarjeta, ahí entre mis amigos a media platica después de la obra. Veo al Sr. D. Lo llamo y le pido un autografo. Un nuevo campo de trigo. Tarjetas de Wilas forever.
Bromeo con Rubén, saludo a Diego...Conozco a Hans, se extraña de que tenga una idea de quien es, conozco a la madre de Dante, una mujer de aura calida. Luego llegó la hora.