Empezaron a gustarme la palabra enrollado y la palabra fantástico. Fantástico. Dicha en voz baja, no como una exclamación, con los ojos medio cerrados, como la pronunciaba la hippie.
La hippie lloró cuando Reagan ganó (la otra única vez que la vi llorar fue cuando en el college suprimieron las clases de yoga y las sustituyeron por aerobic), aunque yo le había explicado pacientemente, con cuidado, cuál iba a ser el resultado de las elecciones, semanas antes. Estábamos en mi cama, escuchando un disco de Bob Dylan que yo había comprado en la ciudad la semana anterior, y ella dijo tristemente:
– Fóllame. — Y me follé a la hippie.
La hippie lloró cuando Reagan ganó (la otra única vez que la vi llorar fue cuando en el college suprimieron las clases de yoga y las sustituyeron por aerobic), aunque yo le había explicado pacientemente, con cuidado, cuál iba a ser el resultado de las elecciones, semanas antes. Estábamos en mi cama, escuchando un disco de Bob Dylan que yo había comprado en la ciudad la semana anterior, y ella dijo tristemente:
– Fóllame. — Y me follé a la hippie.
Sean Bateman, en ‘Las leyes de la atracción‘, de Bret Easton Ellis.
Bateman?, a ver pereme!, es algo del de American Psycho?
ResponderBorrarPor cierto, recomiendeme un libro no?
un beso
ResponderBorrarGaal: Las Leyes de la Atracción es una novela escrita por el mismo tio de American Psycho, y es protagonizada por Sean Bateman, hermano menor de Patrick Bateman. Quien por cierto hace un cameo...
ResponderBorrarSobre libros... con su vena geekera, le recomiendo e-jecutivos de Matt Beaumont, la primer novela ciberepistolar... escrita completamente con puros e-mails
Soledad: Otro beso... =-)
¡Quiero esa peli!
ResponderBorrarEs un hecho, iré a asalatar tu videoteca (¿o dvdoteca?)