Un día que andaba de tour por un municipio (omito el nombre por discreción al chisme) tuve oportunidad de departir con una delegada del Instituto Federal Electoral. Ella estuvo al pendiente de las votaciones el pasado 2 de julio, verificando el desarrollo del proceso. En estas elecciones votamos en 6 ocasiones, para elegir gobernador del estado, senadores, diputados a ambos niveles, presidente nacional y municipal, claro, que en semejante culebrón pasarían dos o tres cosas para el anecdotario. Estas son algunas de las que me compartió:
-Hubo un municipio, de esos pequeños, donde la carrera por la Presidencia Municipal fue una cerrada contienda entre un tipo y… su sobrino. Al final hubo un bailongo de toda la noche para celebrar que todo quedó entre familia.
-Similar a otro caso de un ranchito donde los dos contendientes eran compadres, y uno le echaba porras al otro. Claro que todo terminó con un tierno abrazo (ven? Si hay finales felices en la política de sombrerazo).
-Un ejemplo fue en otro municipio, donde el resultado se terminó definiendo por diferencia de dos votos. Dos votos, entre los dos partidos más enemigos, y nadie se quejó… ni hubo compló, ni defraudación, ni robo hormiga de votos. Todo terminó con un apretón de manos y cero alboroto.
-En muchos otros municipios sucedió que todos estaban hartos de los partidos políticos de siempre, así que decidieron votar por su radical opuesto y minoritario. Así que hubo bastantes casos donde los del IFE llegaban con el candidato elegido por la mayoría y este sólo atinaba a decir variaciones de la expresión “Ah cabrón!, yo gané?”.
-En un municipio los cuates del IFE llegaron a la presidencia municipal y encontraron a quien se suponía encargado de recibirlos saltando de escritorio en escritorio con una mascara de luchador.
Chale…
-Hubo un municipio, de esos pequeños, donde la carrera por la Presidencia Municipal fue una cerrada contienda entre un tipo y… su sobrino. Al final hubo un bailongo de toda la noche para celebrar que todo quedó entre familia.
-Similar a otro caso de un ranchito donde los dos contendientes eran compadres, y uno le echaba porras al otro. Claro que todo terminó con un tierno abrazo (ven? Si hay finales felices en la política de sombrerazo).
-Un ejemplo fue en otro municipio, donde el resultado se terminó definiendo por diferencia de dos votos. Dos votos, entre los dos partidos más enemigos, y nadie se quejó… ni hubo compló, ni defraudación, ni robo hormiga de votos. Todo terminó con un apretón de manos y cero alboroto.
-En muchos otros municipios sucedió que todos estaban hartos de los partidos políticos de siempre, así que decidieron votar por su radical opuesto y minoritario. Así que hubo bastantes casos donde los del IFE llegaban con el candidato elegido por la mayoría y este sólo atinaba a decir variaciones de la expresión “Ah cabrón!, yo gané?”.
-En un municipio los cuates del IFE llegaron a la presidencia municipal y encontraron a quien se suponía encargado de recibirlos saltando de escritorio en escritorio con una mascara de luchador.
Chale…
Qué tienen en contra de que vayamos así a la oficina?
1 comentario:
Que luego no digan que no somos civilizados, eda?
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