martes, junio 15, 2010

No direction home...


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En mi cumpleaños pasado me regalaron un disco de Bob Dylan, cuando vi la portada por primera vez me encantó la imagen: Un tipo durmiendo en el asiento trasero de un coche.

En ese momento no tenía idea que 366 días después estaría haciendo lo mismo que la imagen, cerca de un parque, la noche del sábado.

Fue una suerte de negación, una declaración de principios.

Fugitivo y sin refugios me rehusé a dormir en mi casa, a volver a tomar el papel parental que tanto me costó abandonar. Y mi "día después de mi cumpleaños" terminó en una de esas calles semiabandonadas del parque metropolitano. Intentando conciliar el sueño mientras escuchaba una versión de Charly García y Joaquín Sabina de Like a Rolling Stone.

Ahora puedo ser como Roberto y decir "Yo he dormido en la calle!", como la letanía de una geografía que no se quiere volver a tocar. Aunque para ser honesto regresaría a ella las veces que fuese necesario.

Lo cierto es que volví a ver el disco de Dylan hoy por la mañana, y me di cuenta de que tal vez en esa foto hay dos personas medio abrazadas y revueltas (confundidas entre si mismas), en el asiento trasero de un automóvil en movimiento. Lo que me hace completo sentido, y hasta parece obra del destino que me haya fijado en ese cambio hasta este día.

La sabiduría del milagroso sábado/domingo me llevó a recordar un libro que me salvó hace 4 años, con una breve lección que me ayudó a comprender que a veces el auténtico luto es por las ideas, no por los nombres (que a veces sólo son circunstancias). Y entonces así, siempre habría hojas qué escribir.

Una lección que me sigue hasta la fecha, y que me ha llevado a ser más feliz y crear mejores lazos.

Jamás buscar el retrato. Amar la armonía....




Aquí el fragmento:


¿Sabes? El kipple es la única fuerza que opera en el universo. Dios no existe, y si existe, se ha ido ya. Pero nos dejó el kipple. Kipple. Salud por eso.
Salud.
Clinc y bebimos.

Mierda, uno nunca puede cansarse de tanta belleza, siguió Cuki. Por eso me dolió perdernos. Yo la amaba, pero sobre todo nos amaba. Yo nos amaba.
Amaba la idea de Cuki y Midyet juntos. La idea de Cuki y Pixie juntos. Pero yo no dejé de ser yo, y ella no dejó de ser ella. Cuando me engañó…
Cuki…, quise decir algo, pero me paró con la mano. Como cuando Neo detiene balas. Igualito.
Sí, yo nos amaba, continuó Cuki, como recién oxigenado. Cada mañana que la vi fue como verla por primera vez. Midyet opacaba a Minnie Mouse. Midyet nalgasperfectas, Midyet rostrodeángel, Midyet meveobiendepants.
Cuki se detuvo, como meditando algo importante.
Repuso: Quizá cuando Midyet era Pixie todo era más simple. Creo.
El Jeff Bridges había desaparecido. Sólo éramos Cuki y yo en la barra de Flynn’s.
La vida sin Pixie es complicada, Cuki se talló los ojos, pero no lloró…

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La Vida sin Pixie
(fragmento) escrito por Ruy Xoconostle W.
Lo puedes descargar, cortesía del propio @Ruys, desde su sitio web, aquí.
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3 comentarios:

Boleyn dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Boleyn dijo...

Creo que la lección también a mí me ha marcado.

yorkperry dijo...

:D otra persona más alcanzada por el encanto de Cuki :P

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