En la víspera de Noche Buena, siguiendo sus pasos atento, escondiéndome entre sus fotografías, con los labios nadando entre copas, fui redibujando poco a poco una dulce obviedad. En esos días, que le llaman adolescencia, aquello era una cárcel de juguete, ninguno aprendía a vivir, nadie podía recitar, ni conjugar siquiera aquel el "pretérito imperfecto del verbo amar".
Las ventanas casi nos parecían pintadas, eran más pequeñas; pero hoy la luz se les escapa y nosotros saltamos por ellas.
Hoy reviven viejos cuadros sin haber siquiera un porqué. Mi viejo saca la consola, y resucita al cuarteto de la muerte; Paul canta con voz de ultratumba y vinil, víctima espiritista e incidental, se encarga de revivir un ritual padre-hijo que no sucedía desde los once años de edad.
Estas fechas me embargan y qué más da. Algunas cosas siempre cambian.
Ob-ladí, ob-lada. Feliz navidad...
4 comentarios:
Feliz Navidad... que si cambia alguna vez... que no cambie la felicidad, sino que mejore...
un abrazote
Felices feistas mi estimado York.
Le cantaré un villancico lleno de falsetes con un glockenspiel ... a mitad de marzo...
¿Le gusta “Carol of the Bells?
Que haya tenido buenas fiestas y que tenga un buen inicio de año...
Abrazos!
Jolie: Cada día es una piel nueva... que no se nos muera la esencia. Otro abrazo.
Neto: ya no se borre tanto. Felices fiestas.
Mamá: Tengo una maldición gitana con el nombre Carol... feliz 2009
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