domingo, julio 09, 2006

Lágrimas esmeralda.

Esa noche en el Gato Verde veo tu silla vacía. Y aunque no lo quiera la vida sigue.

La voz de ella, suave como terciopelo, como tu reflejo en la lluvia, canta las promesas de Manzanero que hace algunas lunas en karaoke nos regalamos, mano a mano, en familia. Reencontrados.

Aunque no lo quiera, miro la puerta, espero verte entrar en cualquier momento. Intento sonreir, lucir contento. El tiempo, absurdo, me avanza lento.

Esa noche en el Gato Verde me di cuenta de que nunca te conté un chiste. Uno, cualquiera, pequeñito, bobo, pero por lo menos un chiste. Demasiado tarde... Duele tu ausencia.

¿Por qué no se me acaba la lluvia?
¿Por qué cada día es más díficil que el anterior?

¿Por qué te dejé entrar?...


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1 comentario:

Anónimo dijo...

Definitivo!!!
Tu blog de lo mejor que he leído últimamente. Eso es un blog, plasmar lo que nuestras cabezotas tienen.. no más ...
Seré uno de tus forasteros frecuentes. Y pues a ver si te das un roll por el mío. Chido!!
Saludos desde chilangolandía!

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