Santo Spinning asesino Batman!

No me pregunten, ya que no sé bien cómo (aunque estoy conciente de los por qué´s y de su nombre) pero estoy haciendo SPINNING. Sí, leyeron bien. No por moda, sino por salud… ah claro y para “ponerme bien bueno” (chale!).

Es curioso como se han suscitado distintas reacciones en mis amigos y conocidos al informarles la nueva novedad novedosa de lo que hago por las mañanas. Algunos lo toman como ni mandado a hacer para una serie de viñetas cómicas al más puro estilo de El Profesor Chiflado, otros toman este hecho como una evidencia factual irrefutable de que soy gay (por eso de andar montado en la bicicleta clavándote el asiento en las nalgas), los demás, la mayoría, los que ya lo han intentado, solo hacen una mueca de dolor. Recordando seguramente sus respectivas torturas sobre ruedas.

El Profesor Chiflado!

Cuando me surgió la propuesta de tomar las clases pensé “¿Qué puede haber de malo? Solo es montarse en una bicicleta y pedalear” Ooohhh grave error. La primera clase fue realmente muy pesada, pero no tanto como la segunda, ni remotamente comparada con el living hell de la tercera.

Pero este sufrimiento físico parece ser conocido entre los adoradores del spinning como “dolor rico”. Cosa en la que actualmente me concentro, el encontrar ese factor que lo puede volver… disfrutable.

¿Por qué demonios está tan feliz?

Y aunque pueda parecer que únicamente me estoy quejando del spinning en realidad ha sido una experiencia divertida y he aprendido rápido. Se sufre mucho durante una hora, literalmente bañas en sudor la bicicleta y sí, el asiento lo resientes y lamentas constantemente. Pero no puedes evitar sentirte masivo y duro como roca, aunque camines como viejito a final de cuentas.


ESE DÍA APRENDÍ QUE:
1- Cuando la voz de todos se distorsiona, la habitación comienza a incendiarse en llamas y todo tiembla borroso a tu alrededor. Ese es el umbral del dolor. Sí logras superarlo te volverás más fuerte.
2- Ser feliz le impide escribir a uno.

Brad Pitt en el umbral del dolor...