Supo que era Puntos Suspensivos. Recordó el color de la Gerbera. Le bastó con oír tres acordes para sentir que odiaría pescadores. Sabe que por su causa (aunque no quiera) leería de nuevo a Kundera. La verdad es que no me gusta admitirlo pero siempre intento subestimarla. Porque (concientemente o no) tal vez sea mejor así.
Ella prácticamente cada día cambia de nombre, pero hoy se lo cambio yo:
A partir de hoy te llamarás Matilda.
Matilda a secas, por huir de aquel vals.
Matilda a secas, sin ti nada más.
y cierta respuesta escrita para el viento de Copenhague
1 comentario:
Matilda será. Te quiero mucho, mucho, york.
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