Soñé que nacía de un cuerpo extraño. Ella me daba a luz en un pozo secreto, lejos de todo lo que después sería mi entorno. Inmediatamente después del parto me puso en manos de mi madre, para cubrir las apariencias, y mi madre dijo: Gracias. Me has dado un hijo, el regalo de la vida.
Y por esta razón, porque procedía de un cuerpo extraño, nunca sentí temor ante el cuerpo de mi madre y podía abrazarla sin verguenza, sólo con amor. Como no procedía de su cuerpo, mi deseo de ir a casa nunca me llevaba hasta ella, y yo era libre para decir Madre, y querer decir sólo Madre...
Fragmento del capítulo "El Libro de los Sueños Recurrentes, 1791".
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