Según esta teoría, hay un gato dentro una caja y no podemos ver en su interior, pero las posibilidades solamente son dos: Un solo evento, uno, el pequeño movimiento de un pequeño fragmento de átomo, una partícula de una partícula, provoca que el gato muera al instante, de manera sádica, estúpida y absurda. O en su otro escenario, nada se mueve, nada se altera y el gato se mantiene vivo.
Otros creyentes, entre los que me incluyo, afirman que hay más de un universo, algunos de ellos corriendo por carriles vecinos al mismo tiempo; se supone entonces que de hecho hay dos gatos, uno bien muerto y el otro bien encerrado... O si lo vemos de cierto modo, uno que sí pudo ser, otro que ya no está...
Otros creyentes, entre los que me incluyo, afirman que hay más de un universo, algunos de ellos corriendo por carriles vecinos al mismo tiempo; se supone entonces que de hecho hay dos gatos, uno bien muerto y el otro bien encerrado... O si lo vemos de cierto modo, uno que sí pudo ser, otro que ya no está...
A veces me da por pensar (y peor aun, por sentir) en el what if, por más insano, por menos cabal que sea. Y uno quisiera que las respuestas, aunque ya se conozcan, fuesen otras.
A veces uno se estrella si voltea al otro carril, invisible pero latente, porque a veces nos cansan nuestras propias reglas... y qué ganas de traicionarse.
Al menos se queda un consuelo: Hay universos paralelos, vidas paralelas. Y en una de ellas pudo ser distinto, pudo ser así.
(Hay historias que contar, hay historias que vivir).
3 comentarios:
"a veces nos cansan nuestras propias reglas... y qué ganas de traicionarse"
I know what you mean
Si nuestras reglas nos cansan, por favor, cambiémoslas para no tener que traicionarnos. Bueno, yo digo, ¿no?
tú dices =-p yo, la mitad del tiempo no sé, pero amo la foto, y dar clic a la cámara...
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