La semana terminó en los últimos días han pasado algunas cosas... no todas buenas.
El programa del viernes creo que fue el peor que hemos tenido. Ni una sola llamada del público. Demasiados invitados. Demasiados protagonismos inecesarios, que terminaron frustrando a nuestros invitados y encabronando a los encargados de producción. Salidas a corte muy retrasadas, dando cortón a la explicación de quien nos acompañaba en cabina, terminando el programa antes, mucho antes de la hora. Un desastre.
El operador estuvo tan molesto con la conducción del programa que salió de cabina mentando madres en cuanto terminó. Por suerte quien condujo no fui yo en esta ocasión, aunque se suponía que sí, pero mi co-conductora no me dio mucha oportunidad de abrir el pico y la verdad en ese momento no estaba muy animado como para hacerlo. Así que dejé que tomara las riendas.
En verdad no estoy de acuerdo con algunas cosas.
Creo que el conductor de un programa no debe tener ningún afán protagonico. Al contrario debe encargarse de que se luzcan los invitados, ser como su padrote y hacerlos hablar, sacarles la información de lo que saben, por el bien del programa y el gusto del público. La gente va al circo a ver al león no al domador.
Así que me parece inconcebible (Por no decir molesto) que en un bloque, la mitad del tiempo hable la conductora y en los minutos que sobren los tres invitados que nos acompañan hablen a contrareloj.
A mi no me haría gracia que me pidieran que vaya a hablar de un tema a un programa, y cuando llegue ahí resulta que me voy a pasar media hora sentado oyendo divagar a quien me invitó sobre lo que yo ya sé.
En verdad espero que nadie haya escuchado el programa. Y prometo volver en forma para el siguiente...
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