martes, septiembre 22, 2009

Mi amigo el Paracaidista

Vivimos en días de mitología moderna.
Tengo un amigo, extraño Ícaro de alas escondidas, quien últimamente se ha dedicado a ser aun más extraordinario. Su secreto, sospecho, trata sobre ese acto tan escaso hoy en día de atreverse a ser y punto.

Cuando nuestra vida pasa por una etapa luminosa todos tendemos a ser tan jubilosos como transparentes. Tocamos nuestra campana, trepamos al árbol más alto y gritamos, con la bendita e indestructible sonrisa de bobos, gritamos.
Pero él es un hombre diferente. Él se atreve a vivir cada día como un León, y dejar fe de ello y su pasado ahí en su pecho. Aunque fuese distraído el amor lo encuentra sin tanto buscarlo.
Nomás porque sí, sube a un avión y salta al vacío con paracaídas en mano. Como una alegoría de lo que ha sido su vida en los últimos tiempos, lejos del suelo y de casa, viviendo, emocionado, experimentando. Él tuvo la gracia y los pantalones de representarlo todo con ese acto.

De hecho creo que esa es la gran virtud de mi amigo. Su capacidad de materializar lo que siente, de volverlo físico y tangible.

De ser alguien y algo.

Juan Rocha, allá arriba. Te saludo.

En lo alto.

4 comentarios:

Jo dijo...

tienes suerte de que tu amigo Icaro sea auténtico. Dile que se ponga bronceador ;)

Juanelo dijo...

que honor pacoache, y te doy la razon son tiempos luminosos los que vivo ahora, el salto fue algo que tenia que hacer y no pude resistir pero en realidad no fue tan emocionante como pense... no es malo pero hay cosas mejores


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Juanelo dijo...

y no quiero que los tiempos luminosos terminen

yorkperry dijo...

Jolie: Tal vez necesita un poquito de bronceado en el pecho.

Juanelo: Que no se acabe... justo eso, que jamás se acabe :-)

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