Extraño. Hace casi 4 años estaba yo, prácticamente sin un gramo de experiencia profesional en mi campo, cuando entré a esa empresa de medios, 5 estaciones de radio, 1 de TV por cable. Empecé en Atención a Clientes y terminé en Relaciones Públicas. Durante todo ese período siempre tuve como ídolo cuasi-secreto a mi jefe principal, el gerente de ventas de radio. Un chico en sus 30s, casado, con dos hijos, auto propio, eficiente con precisión de cirujano para moverse en el medio, rotario, respetado por todos y con un iPod… Luego, salí de ahí, vagué de aquí para allá y entré a trabajar aquí, en comunicación social. Hace un par de horas a mi escritorio llegó él…
Y fue bastante extraño, sigue siendo gerente, sigue negociando para conseguir contrataciones de publicidad, sigue teniendo una labia impresionante, pero bueno, ahora yo no me encargaba de arreglarle su agenda, ahora yo era el que escuchaba, en una suerte retorcida los papeles cambiaron. Y fue raro, de repente el tipo que tanto había admirado, se había vuelto más humano.
Y yo más adulto…
Y fue bastante extraño, sigue siendo gerente, sigue negociando para conseguir contrataciones de publicidad, sigue teniendo una labia impresionante, pero bueno, ahora yo no me encargaba de arreglarle su agenda, ahora yo era el que escuchaba, en una suerte retorcida los papeles cambiaron. Y fue raro, de repente el tipo que tanto había admirado, se había vuelto más humano.
Y yo más adulto…
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