domingo, marzo 30, 2008

En las cavernas del mañana...

Así que estaba esta mujer en un avión, volando para encontrarse con su prometido, arriba en lo alto del océano más largo en el planeta tierra. Ella estaba sentada junto a este hombre, intentó iniciar una conversación con él, pero la única cosa que realmente le escuchó decir fue cuando le pidió a la azafata un Bloody Mary. Entonces estaba sentada ahí, leyendo un pesado artículo en una revista, sobre un país del tercer mundo cuyo nombre ni siquiera podía pronunciar. Se sentía tan aburrida y desesperada. Y entonces de pronto hubo una gran falla mecánica, una de las turbinas reventó, y comenzaron a caer a 300 pies de altura, y el piloto en el micrófono se mantenía diciendo “Lo siento, lo siento, oh Díos mío... Lo siento” disculpándose. Y ella miró al hombre y le dijo “¿A dónde vamos?” y él la miró y le dijo “Vamos a una fiesta. Es una fiesta de cumpleaños. Es TU fiesta de cumpleaños. Feliz cumpleaños querida. Te amamos tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto”. Y entonces comenzó tarareando esta pequeña canción, que va más o menos así: uno, dos, uno, dos, tres, cuatro…

Debemos hablar por todos los teléfonos
y devorar la red.
Debemos arrancar todos los epílogos
de los libros que hemos leído,
y en el rostro de cada criminal
amarrado firmemente a una silla,
debemos mirar, debemos mirar, debemos mirar…

Debemos tomar todas las medicinas demasiado caras para vender,
prenderle fuego al predicador que nos promete el infierno,
y en el oído de cada anarquista que duerme pero no sueña,
debemos cantar, debemos cantar, debemos cantar…

…y será algo como esto:

“Mientras mi madre riega sus plantas
mi padre carga su arma.
Él dice que la muerte nos regresará a Díos,
justo como este sol de ocaso regresa al océano solitario”.


(Y se sumergieron en el mar de azul profundo.
¡Fue un clavado maravilloso!).

Debemos mezclarnos en el coro,
cantar tan quietos como el resto.
Debemos memorizar nueve números y negar que tenemos un alma,
y en esta interminable carrera por la propiedad y el privilegio de ganar,
debemos correr, debemos correr, debemos correr.

Debemos esperar en el campanario,
donde los murciélagos y la luz de la luna se ríen.
debemos mirar en una esfera de cristal y solo ver el pasado.
Y en las cavernas del mañana
con solamente nuestras linternas y nuestro amor,
debemos sumirnos, debemos sumirnos, debemos sumirnos…


Y entonces llegaremos ahí abajo, abajo al total fondo de todas las cosas
y lo veremos, oh lo veremos, lo veremos, ¡lo veremos!

Oh mi mañana está regresando,
todo el mundo está despertando,
todos los autobuses de la ciudad pasan nadando.
Estoy feliz sólo porque
me di cuenta de que no soy nadie…

At the Bottom of Everything
- Bright Eyes
(La amo, la amo, la amo, la amo!)

2 comentarios:

Celestina Tercioipelo dijo...

Creo que yo la amo más que usted, en serio.

We must take all of the medicines too expensive now to sell, set fire to the preacher who is promising us hell.

We must memorize nine numbers and deny we have a soul.

I’m happy just because I found out I am really no one.

Este niño tiene la verdad en la voz.

yorkperry dijo...

Si canta esa en el concierto me muero!

Estas canciones de él me gustaría oír en el Zero Fest, mi set list soñado:

True Blue
We Are Nowhere and It's Now
Cleanse Song
Lua
At the Bottom of Everything
Four Winds (acompañado por un violín por favor).
Arienette.
Waste of Paint.
If the brakeman turns my way.

Ya lo demás sería ganancia

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