Y que me apunto a tomar unas clases de manejo... Mr. D me recomendó la escuela donde él tomó clases y fui, vi precios y flexibilidad de horarios, me pareció bueno y lo tomé… me llevé un buen de sorpresas.
Mi maestro!
Uno: No contaba con que en la clase teórica todas las alumnas fueran mujeres y yo el único hombrecito….
Dos: Los maestros son decididamente sádicos. Te ponen a prácticar como estacionarte en calles curvas. Te sueltan en los carriles rápidos de Lázaro Cárdenas (que me recordó a Ben-Hur). Te obligan a tomar las glorietas por los carriles de en medio y se ponen a jugar memorama con los carros que ves por el retrovisor y los espejos laterales.
Tres: Guadalajara está lleno de salvajes al volante. Manejar un auto es una mentada de madre a los bien intencionados y civilizados.
Cuatro: Es más seguro usar el autobús, menos seguro para los peatones eso sí.
Cinco: Aprendo rápido, pero eso no evita que me meta en sentido contrario por Justo Sierra (y quien conozca la avenida se dará cuenta de que eso está cabrón…)
Mi más profundo agradecimiento a todos los que me apoyaron en este paso. Al señor D por pasarme el tip de la escuela Nazi, darme cachetadas cuando me daba pánico y soportar mis dudas de novato, a Ivy por seguir muy de cerca cada clase, darme besitos cuando me entraba pánico y echarme porras en todo momento, volvieron más especial la aventura... A mi jefe por dejarme permanecer en la ciudad para no perder mi dinero, a mi padre por guardar su prudente distancia y a Nissan por fabricar gatitos ronroneantes como el Sentra.
grrrrrrrrrrrrr...
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