Hace unas semanas tenía mucho por contar, un montón de ideas, claras, frescas, iluminadas, tal vez felices. Dónde estuve, lo que hice, lo que pensé. Los campos de trigo.
Esta semana no sé de qué hablar, todo está medio borroso, y los ánimos de cuando menos trabajar sin determene hasta que suceda algo ni siquiera existen.
Esta semana me empieza lenta, me empieza con embargos.
(¿Acaso no es posible creer en las personas?
¿Para qué revisitamos si vamos a ningún lado?)
P.S. Al fin entendí qué querías decir cuando contabas que tenías un sombrero lleno de lluvia...
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