La historia es esta:
Tienes días con la brújula rota y con una sonrisa de ciega extraviada (quién sabe donde andará). La rutina no se detiene y te arrastra; de la cama, de la ducha, del fin del mundo, de tus líneas, de tus quisieras.
Aun funcionas a niveles biológicos. Así que vas al baño... Y te topas con ese letrero que siempre ha estado ahí, que has visto un millón de veces, pero que ahora por primera vez parece cobrar sentido. Se levanta de entre los grises muertos y te dice, medio modesto, medio orgullloso, que puede ser el principio de las respuestas que estás buscando... Una luz para encontrar el camino, para recobrar el norte....
1 comentario:
No sé de sus pertenencias...entonces...
no te se separes de las tuyas..
pd: es día de palabras raras, es día de poco tiempo,,,o puede ser "el día"..
Sorry
Soledad...
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