martes, abril 21, 2009

Ficcionario II: El Comisario y la Reina


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Para el Mr. que cumple años en la ruleta rusa

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La luz tenue y rancia delata el vomito de noches pasadas, tu cabeza da vueltas, perdiste el reloj, te sientes desarmado, como un vaquero sin espuelas. La barra ajena y desentendida apesta a cerveza. En ese momento, mientras el aroma abraza tus fosas nasales, te das cuenta de que casi no has respirado, en las últimas horas no has sentido mucho humor para hacer eso.

Sobre la superficie donde tu trago agónico descansa (ron jamaiquino con refresco de cola, en las rocas), te quedas absorto mirando el brillo de los granos de sal regados sobre la barra, dibujas constelaciones sobre madera. Vas a la mitad de Cassiopeia cuando notas la presencia del cantinero, adusto, atento, de frente y petrificado, espera a que elijas una de las únicas dos opciones que tienes: Pedir otro trago o conversar con él. Intentas ganar un poco de tiempo mirando el letrero con el nombre de este garito… “The Watchtower” es un buen lugar para escupir todo, sobre todo si tienes al vigía justo enfrente de ti. Afróntalo muchacho, estás sentado en el lugar común del confesionario.

El cantinero, sabio mercenario, lee tus intenciones y de la nada saca una botella de ron que planta de un golpe sobre la barra, si quieres hablar tienes que pagar más, haces una mueca y asientes, él te sirve mientras mira a la multitud del bar, hace un ademán hacia ellos y comienza a hablarte.

- La aparición de los rostros en la multitud, son como pétalos húmedos…

Lo pillas aunque no lo entiendes, sabes que has escuchado esta historia en algún otro lado cuando brota la respuesta.

- Ezra Pound...

El barman sonríe, estás dentro de ese delicado juego donde debes acompañarlo pero no superarlo.

- Tu turno…

Piensas en las últimas horas, las sensaciones, el color y el nombre que provocó que terminaras aquí frente a este tipo, decides invocarla con el eco de sus propias palabras, aunque nadie, ni siquiera tú lo comprendas.

- “Mis nervios son malos para la noche, sí, muy malos”...

Otra sonrisa cómplice.

- T.S. Eliot…

El aval de tu prueba superada, la copa y la botella son retiradas, no es necesario pagar más. Entonces él se inclina hacía ti, te pide que te acerques, tú obedeces y escuchas.

- Hijo, no estoy dispuesto a escuchar historias de idealismo y corazones rotos, solo te daré un regalo y un consejo. Primero el consejo: Todo hombre debe contar con un arma para el momento más decisivo de su existencia, y toda, absolutamente toda arma debe tener nombre de mujer.

- Creo que no entiendo de qué habla…

Es entonces cuando saca la pequeña caja debajo de la barra y la pone frente a ti. La abres y el reflejo del cañón en la oscuridad del bar te deja ciego por un momento.

- Y este… es mi regalo.

De algún modo en el fondo sabes que aceptaste una propuesta suicida.




Ficcionario II: El Comisario y la Reina


All Along the Watchtower – Jimi Hendrix
Desolation Row – Bob Dylan







3 comentarios:

Ananké dijo...

Me gusta, me gusta.... qué bien que quedó a tiempo

:)

Dan††e: †he Vice dijo...

¡Ah no mame! Quedó con huevos! Muchas gracias Mr!!

yorkperry dijo...

Que chido que le gustó mr!

Es su regalo de cumpleaños...


La canción de Dylan tiene una estrofa... que marca la parte más rara del texto... la pongo aquí como referencia:

And Ezra Pound and T. S. Eliot
Fighting in the captain's tower
While calypso singers laugh at them
And fishermen hold flowers
Between the windows of the sea
Where lovely mermaids flow
And nobody has to think too much
About Desolation Row

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