Nunca había ido al rancho de Chente… Sin embargo recuerdo que antes de que fuera una arena para conciertos, ibas por la carretera, pasabas a un lado de su humilde terruño y pensabas “no creo que este tipo se aburra en su casa, debe tener hectáreas que aun ni siquiera conoce”. Así que bueno, no creo que le pesara deshacerse de un rinconcito de su patio para convertirlo en la Arena VFG, recinto de algunos de los mejores conciertos a últimas fechas y también de las mayores infamias.
Previendo que iba a estar retacado hasta la madre partí hacia la Arena con un buen de tiempo de anticipación, mis temores provisorios-paranoicos se vieron confirmados cuando llegué al oxxo para recargar mi mood y me encuentro que el mini súper está retacado a hasta el queque con muchachos de look “I love The Strokes and I don´t care to be ugly”.
El auto lo dejé estacionado en un ranchito vecino a la Arena, para según yo librarme de problemas de transito a la salida. Así que tuve que atravesar un puente, subir unas lomitas, descubrir la cantidad de porquerías que la gente tira al borde de la carretera y llegar a la tierra prometida de Chente.
Puntuales como siempre, los vendedores de recuerditos del evento ya estaban con sus puestos instalados al pie del camino. La calidad de estos souvenirs, gorras, camisetas, corbatas, pins, cintos, era en promedio como de tianguis cultural, prendas rescatables y suficientemente vistosas para el look de esa moda.
Contrario a los nobles comerciantes informales, Johnnybuddy aun ni siquiera se bañaba para ir al concierto, pero podía percibirse la emoción por mayugar su cuerpo al ritmo de un gran rock. Llamo al Mr. y resulta que justamente va llegando. Nos encontramos y procedemos a ingresar “pa agarrar buen sitio”.
Buscando el acceso al suelito slamero nos dimos cuenta de que Chente tenía todo fríamente calculado, hasta taquerías y lugarcitos de franquicia puso alrededor para que tiráramos ahí toda nuestra quincena.
Para entrar tuvimos que pasar por la tradicional basculeada, que sería más interesante si te la hiciera en privado una chica sexy en paños menores, y no a la vista de todo por parte de un tipo más feo que fornido. Pero al menos el concierto ya comenzaba a dar dividendos positivos: Nos manosearon y no tuvimos que pagar por ello.
Entramos, y ya había un buen de gente, pero no tan abarrotado como esperaba. La cerveza carísima, el refresco igual, los Doritos Nachos costaban casi lo que una cena de lujo con el taquero de la esquina. Pinche Chente nos estaba desangrando.
Al Mr y a mi siempre nos ha quedado claro que Guadalajara es todavía pueblo, sobre todo en lo que a dinámicas sociales se refiere, sin embargo cuando estábamos ahí en a punto de iniciar el concierto y veíamos a jovencitas de 15-17 años, acompañadas (más bien flanqueadas) cada una por su madre y su tía, vistiendo ambas la ropa tradicional de domingo, y que a todas luces no tenían ni puta idea de quien iban a tocar, no nos quedó muy en claro en qué año se ha quedado atascado este rancho.
Además las chaperonas maduras nunca ayudan a ligar, aunque las niñas se vean interesadas.
El tiempo pasó y la música no empezaba, The Strokes con puntualidad newyorkina llegarían más de una hora después de lo que marcaba el boleto de entrada. Antes nos tuvimos que deleitar con el grupo indie sensación del momento: Porter.
Muchos lo definen como una banda con el sonido de The Mars Volta con la voz del vocalista de Café Tacvba. Pero para el resto no son más que pinches pretenciosos ególatras plagiarios y poco originales (algo así como Panda pues). Dichos sentimientos se los hicieron saber en cuanto subieron al escenario, donde fueron recibidos con calidas mentadas de madres y sendos cortes de mangas por la raza rockera.
Claro hubo quien les aplaudió, pero era el mismo grupo de personas que poco antes de iniciar la música alucinaba disertando sobre la genial propuesta sonora de Allison y Belanova... Total Porter tocó sólo tres rolas (con playback para acabarla de chingar) y mejor se fueron del escenario antes de que los lincháramos.
A estas alturas Johnnybuddy ya había llegado y estaba eufórico por comenzar con el concierto. El borre y Adauco se hicieron presentes poco después, este último reafirmándome sus tendencias gay. Mientras el Mr. luchaba contra su aversión por las multitudes concentradas, la promesa de escuchar Reptillia en vivo lo mantenía al pie del cañón.
Debido a que corrimos a Porter la espera se volvió kilométrica, pero nos las arreglamos para enfocar nuestra energía echándole carrilla a Johnnybuddy y un incidente embarazoso que tuvo, donde se involucraban desnudos grupales y la escucha de sus padres por un teléfono con la línea accidentalmente abierta.
Se nos pasó un poco la mano tal vez. Y como en película de Freddy Krueger, Johnnybuddy se apartó del grupo y ya no lo volveríamos a ver…
Poco después, se apagan las luces, comienzan a sonar los primeros acordes, Julian Casablancas en su mejor español nos saluda “Cómo están tapatíos?...”, bañado en neón azul, comienza a sonar Heart in a Cage.
La gente se emociona, puedes respirar cada nota, The Strokes es una de esas pocas bandas que les basta con tocar menos de una canción completa para demostrar que son unas verdaderas reatas.
A la tercera canción 5,000 parroquianos se convierten en bestias. Brincando, pateando, gritando mientras escupen saliva desgarrándose la garganta. Es increíble, pero en 12 segundos The Strokes incendió el sitio. Juicebox enloqueció a todos.
La arena ya está retacada hasta la quinta madre, todo es una masa de cabezas, brazos y encendedores, la acústica del lugar es excelente, sólo sientes la música recorriéndote y los demás cuerpos a tu alrededor convulsionándose. Pensar que el concierto apenas van iniciando te emociona, mucho, quieres más. You need it…
La gente comienza a corear “Olé olé olé… Strokes, Strokes”, este gesto conmueve a Casablancas, quien se une al coro y también lo canta, le prende más fuego al público.
No podían faltar Someday, New York City Cops, Hard to explain e Is this it, todas absolutamente TODAS sonando mucho mejor que en sus versiones de estudio. Llenas de emoción, ritmo, actitud y furia.
12:51 personalmente me resultó un momento muy emocionante aun y cuando a la mayoría la canción le resulta indiferente, para mi es el sabor de estar en el banquillo de Losers con el único objetivo para hacer tu movimiento que te dará la victoria.
Toman una ligera pausa y aparece una cosa que parece un piano, comienza el dueto experimental de Ask Me Anything, todos observan en silencio la entrega de ambos, como cantan y exprimen cada nota, como beben cada gota de las sendas botellas de ¿Champaña? que no dejan de acompañarlos en todo el concierto.
Sin embargo la banda juega con nosotros, desde iniciado el concierto todos suplicaban por una canción en especial y no nos la daban, después de Dios sabe cuantas emociones, con una sonrisa burlona y un tono casi malevolo, Julian Casablancas sólo se limitó a decir “Did you said Reptillia?...”
Last Nite, You only live once, marcaron el final de esta montaña rusa de emociones. Terminaron, se fueron, nos dieron el tiro de gracia con Take or Leave It y se encendieron las luces, todos satisfechos creo, pero aun así hambrientos por más.
El Mr. y yo nos movimos poco a poco para retirarnos. Curiosamente me topé con Checo entre la gente ya casi para irnos. Es gracioso pero a este muchacho me lo encuentro prácticamente a cada concierto al que voy. De Johnnybuddy ni rastro…
Cuando íbamos por la salida nos dimos cuenta de un breve letrero colocado casi al nivel del suelo, el cual decía que estaba prohibido hacer bodysurfing, slam, tomar fotos y demás cosas tan lindas como naturales de un buen concierto rockero. “Ya para qué!” fue la conclusión de ambos al leer ese disimulado aviso.
Esupefactos aun el Mr. y yo vamos hacia la salida a la carretera, compartiendo impresiones y elogios para el chingonsisisisisisimo concierto que acabamos de vivir. Justo en la puerta nos encontramos a Johnnybuddy absolutamente megaencabronado.
Resultaba que los perros de la VFG sacaron a patadas a mi amigo porque hizo bodysurfing! Ok una llamada de atención lo veía procedente si iba contra el reglamento del lugar, pero eso de ya no dejarlo entrar y que se perdiera todo el concierto porque el incidente fue a la tercera canción, es una soberana MAMADA!
Por eso mismo Chente Fernández y toda la gente de la VFG, vayanse al diablo!!!!!!!! Pueden tener el mejor lugar para conciertos pero también tienen las políticas más estúpidas! Volveré ahí sólo por San Morrissey, pero fuera de eso por mi pueden dinamitar toda la pinche arena!
FUCK YOU CHENTE!
Lo bueno es que Johnnybuddy se encargó de vengarse con las plantitas de la entrada, y aun no se acaba su revancha (o eso dice). De nuevo expreso mi absoluto descontento e inconformidad por lo que le hicieron.
Camino hacia el auto, el Mr. y yo nos detuvimos en un puesto de recuerditos, compramos las corbatas más bugas del cosmos, claro! Unas corbatas negras de The Strokes!... Ese fue un gran fin de semana, y Dios sabe que a ambos nos urgía ya tener uno….