Ok, una de las ventajas más bellas (probablemente la más motivante) de mi nuevo empleo es que ahora puedo plantearme de forma seria la posibilidad de asistir a eventos a los que normalmente no podía porque siempre andaba en números rojos.
Este sabado, la fortuna y mi tarjeta de debito me sonrieron, igual que el gato canalla a Alicia , y me adentré a los terrenos cosmopólitas (más no desconocidos) del teatro Diana, para ir a presenciar una leyenda viviente: CATS
Quien diga que Cats, el famosisimo musical del igualmente popular Andrew Lloyd Webber, solo trata de un montón de gatos que salen por la noche a bailar, cantar y presentarse al público, pues tecnicamente estará en lo correcto. Sin embargo, CATS encierra mucho más, es un milagro, un fenomeno increible, una maldita leyenda.
Es inconcebible ver a tantas personas en escena perfectamente sincronizadas como si fueran un mismo ente. Los movimientos tan llenos de gracia de la coreografía por momentos parecen inconcebibles, ver tanta fuerza en los movimientos y que aun así sea imposible escuchar el sonido de las pisadas de los acrobatas... como si fueran auténticos gatos.
La función estuvo atascada de asistentes, la obra fue interpretada por los actores en inglés y sin subtitulos, lo que me pareció mejor. Leer letritas resta emotividad a unos cuates que entre maroma y maroma (literalmente), cantan a todo pulmón con registros altisimos y sin desafinar (a excepción de una gatita que por ahí se le fueron un par de gallos).
Estaba lloviendo fuera del teatro y el sonido de la tormenta se filtraba al interior, lo que le daba un mood más intenso y urbano a la obra. Estuvo genial ! me la pasé increible, ahora tengo algo más que contarle a los nietos.
Bueno creo que invariablemente, cuando se hable de las artes y cultura de finales del siglo XX, Cats tiene que ser punto de referencia.
Este sabado, la fortuna y mi tarjeta de debito me sonrieron, igual que el gato canalla a Alicia , y me adentré a los terrenos cosmopólitas (más no desconocidos) del teatro Diana, para ir a presenciar una leyenda viviente: CATS
Quien diga que Cats, el famosisimo musical del igualmente popular Andrew Lloyd Webber, solo trata de un montón de gatos que salen por la noche a bailar, cantar y presentarse al público, pues tecnicamente estará en lo correcto. Sin embargo, CATS encierra mucho más, es un milagro, un fenomeno increible, una maldita leyenda.
Es inconcebible ver a tantas personas en escena perfectamente sincronizadas como si fueran un mismo ente. Los movimientos tan llenos de gracia de la coreografía por momentos parecen inconcebibles, ver tanta fuerza en los movimientos y que aun así sea imposible escuchar el sonido de las pisadas de los acrobatas... como si fueran auténticos gatos.
La función estuvo atascada de asistentes, la obra fue interpretada por los actores en inglés y sin subtitulos, lo que me pareció mejor. Leer letritas resta emotividad a unos cuates que entre maroma y maroma (literalmente), cantan a todo pulmón con registros altisimos y sin desafinar (a excepción de una gatita que por ahí se le fueron un par de gallos).
Estaba lloviendo fuera del teatro y el sonido de la tormenta se filtraba al interior, lo que le daba un mood más intenso y urbano a la obra. Estuvo genial ! me la pasé increible, ahora tengo algo más que contarle a los nietos.
Bueno creo que invariablemente, cuando se hable de las artes y cultura de finales del siglo XX, Cats tiene que ser punto de referencia.
ESE DÍA APRENDÍ QUE: Michael White es considerado un chingón en el campo de la psicología, entre otras cosas por hacer posible que un niño de 12 años sea tu terapista.
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