¿De qué les hablaban sus padres cuando eran niños? Yo siempre tenía la ilusión infantil de que ellos pudieran despedirme en la cama con un cuento de hadas, vivir ese cliché de la tele; un besito, la historia de Peter Pan, un soplo a la vela y buenas noches.
Se podría decir que no comencé a vivir con mis ellos hasta los 6 años de edad, así que creo que quería recuperar el tiempo perdido... Lo cierto es que ahora pienso que al igual que yo, ellos tampoco tenían mucha idea de qué hacer conmigo.
Mi padre no me hablaba de Blanca Nieves y los siete enanos antes de dormir, no. Por lo general el buen muchacho tenía la costumbre de mandarme a la cama contándome sus obsesiones musicales actuales (costumbre que creo me ha transmitido); hoy me ha venido a la mente un recuerdo de mis seis años.
Es de noche y estoy en la cama. Todos dormimos en el mismo colchón, pero yo acostumbro hacerlo antes que mis padres. En la misma habitación está la cama, el ropero, la TV, el tocadiscos, los zapatos, los discos, los libros, la ropa limpia, la ropa sucia, la plancha y un pequeño espacio para moverse entre todo eso.
Yo estoy arrullándome mientras mi padre pone ese disco y me cuenta una historia que acaba de leer en un libro. Trata sobre un guitarrista inglés, que una noche ebrio sentado en un piano, con un par de bragas en la mano y esa sensación de total abandono, compone una canción sobre una mujer fugaz que lo dejó fascinado, una mujer cuyo nombre no puede olvidar, aunque quiera hacerlo con todo el corazón porque ya no está. Así que decide ponerle un apodo y escribirle un epitafio.
Pasó el tiempo. Los años se convirtieron en décadas y efectivamente olvidó el nombre real de esa mujer que hasta la fecha aun invoca. Así lo confesaba el pobre Keith, y a mi padre no le cabía en la cabeza cómo una mujer pudo llegar así a la vida de este tipo y sin pedirle permiso sacudirle el universo de esa forma tan súbita, tan explosiva, tan transitoria e improbable.
Yo no lo entendía entonces y puede que aun no lo entienda ahora. Pero puedo sentir esto: Sucede que a veces nos sorprenden por la espalda y conocemos mujeres imposibles.
Los padres de mis compañeros de escuela hablaban con ellos de Cuentos de hadas, de Fútbol, de Cuna de Lobos y la última pelea de Julio Cesar Chávez. Mi viejo me mandaba a la cama con el LP Flowers y la biografía de los Rolling Stones.
¿Dónde existen esas mujeres? Afortunados los que encuentren una posible Ruby Tuesday...
Se podría decir que no comencé a vivir con mis ellos hasta los 6 años de edad, así que creo que quería recuperar el tiempo perdido... Lo cierto es que ahora pienso que al igual que yo, ellos tampoco tenían mucha idea de qué hacer conmigo.
Mi padre no me hablaba de Blanca Nieves y los siete enanos antes de dormir, no. Por lo general el buen muchacho tenía la costumbre de mandarme a la cama contándome sus obsesiones musicales actuales (costumbre que creo me ha transmitido); hoy me ha venido a la mente un recuerdo de mis seis años.
Es de noche y estoy en la cama. Todos dormimos en el mismo colchón, pero yo acostumbro hacerlo antes que mis padres. En la misma habitación está la cama, el ropero, la TV, el tocadiscos, los zapatos, los discos, los libros, la ropa limpia, la ropa sucia, la plancha y un pequeño espacio para moverse entre todo eso.
Yo estoy arrullándome mientras mi padre pone ese disco y me cuenta una historia que acaba de leer en un libro. Trata sobre un guitarrista inglés, que una noche ebrio sentado en un piano, con un par de bragas en la mano y esa sensación de total abandono, compone una canción sobre una mujer fugaz que lo dejó fascinado, una mujer cuyo nombre no puede olvidar, aunque quiera hacerlo con todo el corazón porque ya no está. Así que decide ponerle un apodo y escribirle un epitafio.
Pasó el tiempo. Los años se convirtieron en décadas y efectivamente olvidó el nombre real de esa mujer que hasta la fecha aun invoca. Así lo confesaba el pobre Keith, y a mi padre no le cabía en la cabeza cómo una mujer pudo llegar así a la vida de este tipo y sin pedirle permiso sacudirle el universo de esa forma tan súbita, tan explosiva, tan transitoria e improbable.
Yo no lo entendía entonces y puede que aun no lo entienda ahora. Pero puedo sentir esto: Sucede que a veces nos sorprenden por la espalda y conocemos mujeres imposibles.
Los padres de mis compañeros de escuela hablaban con ellos de Cuentos de hadas, de Fútbol, de Cuna de Lobos y la última pelea de Julio Cesar Chávez. Mi viejo me mandaba a la cama con el LP Flowers y la biografía de los Rolling Stones.
¿Dónde existen esas mujeres? Afortunados los que encuentren una posible Ruby Tuesday...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario