Tuxpan. Tenía un año que no iba a Tuxpan. Justamente para el mismo evento pero en la versión 2005. Esto resultaba relativamente confortante. Como actividad de evasión y experiencia surrealista. Una fotografía que tomé fue utilizada como imagen oficial del evento, de todo material impreso de difusión e incluso para premio estatal. Lo tomé como un avance profesional.
Pero llegar al auditorio y encontrar una lonotototototota de como 7 metros era algo para lo que no estaba preparado. Ahora comprendía a la mamá de Gordolfo Gelatino cuando decía con todo orgullo “yo lo hice solita!”.
Pero llegar al auditorio y encontrar una lonotototototota de como 7 metros era algo para lo que no estaba preparado. Ahora comprendía a la mamá de Gordolfo Gelatino cuando decía con todo orgullo “yo lo hice solita!”.
El bello Gordolfo y su orgullosa progenitora
Sin embargo, lo que más me llamó la atención de ese día fue echar un pequeño vistazo a la cultura indígena de hoy. Es rara.
Si bien al norte del estado aun encuentras comunidades auténticamente aisladas del mundo, donde el único modo para llegar a ellas es volando en avioneta y jugándole al James Bond con el aterrizaje. Al sur el panorama es harto pintoresco.
Ya que las comunidades indígenas de esa zona están relativamente cerca de la urbe costera y la metropolitana. Así que es posible ver Náhuatls pagando con tarjeta de crédito, navegando en Lap-tops Pentium, llamando por un Teléfono Móvil mucho más caro que el tuyo o tomando fotos con cámaras digitales de última generación.
¿Espere compadre York, no se supone que los indígenas son un grupo vulnerable extremadamente pobre? Así es amiguitos! En efecto lo es. Sin embargo existe un sistema altamente eficiente para que la economía de algunos de ellos se mantenga sin números rojos ni hambruna: El Caciquismo.
Antes que nada, esto no es una denuncia ni una acusación. Sólo describiré la dinámica que he observado en lo que llevo metido en esto. Ética o no, es cómo ha funcionado.
Papá gobierno en sus arcas tiene un presupuesto contemplado para apoyar a este sector que efectivamente vive problemas complicados y muy lamentables, desde la encrucijada cultural, donde su identidad choca muy fuerte contra las tendencias de la globalización. Hasta su economía interna agónica y sobre-explotada. Eso sin contar el autoexilio de los jóvenes que prefieren vivir en la urbe que continuar en ese tren de destino incierto.
El sistema de gobierno de estas comunidades es tradicional, muy tradicional, tenemos un líder, quien funge como la persona que vela por los intereses de toda la comunidad y los representa en su totalidad. Osea que decisión y acción que cometa el muchacho es supuestamente “la voz del pueblo”, sin embargo muchas veces los beneficios que se supone deben repartirse entre todos, de los niveles más altos de la pirámide a las bases… pues no llegan hasta abajo, a veces ni al segundo subnivel pues… Les suena familiar?
Es lamentable, ya que a estas alturas cuestiones tan arraigadas como las vestimentas tradicionales indígenas se han convertido en una especie virtual de cheque al portador, cuando de solicitar, exigir y rascar fondos monetarios de apoyo se trata.
Destacando sus claras, honrosas y absolutamente admirables excepciones, en un consenso general muchos de los líderes indígenas de aquí son considerados como “vividores”, que se mantienen a expensas de quienes representan y los apoyos que no llegan ni llegarán a todos.
Pero en serio, podemos culparlos? No. No creo. A final de cuentas, a gran escala y también en muchisisimos casos. Nuestro sistema “urbanamente civilizado” de gobierno funciona exactamente igual…
Por eso me da gusto ver que los jóvenes se mantienen en píe, hartos de eso, buscando hacer el cambio radical y definitivo. Sin negarse a formar parte del siglo XXI.
Total, es lo que me dejó este viaje...
e-indigena
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