A veces sucede que tienes tanta música, que ciertos discos, a pesar de que no te desagradan van quedando poco a poco enterrados bajo varias pilas de novedades. Algunas llamaradas de petate que sólo ocupan espacio provocan que se pierdan esas pequeñas joyas en un rincón de tu discoteca.
Por fortuna luego de oír todo lo que puedes oír, tiendes a rascar en las esquinas en busca de una sensación. Así me reencontré con una de mis canciones favoritas de todos los tiempos. Que curiosamente no había escuchado en años.
Su mayor encanto es su letra, tan suave (como terciopelo), sensible y harto jodida. Hay un dejo de desesperanza, de perdida, de vacío y dolor, pero siempre, siempre infaliblemente siempre, adornado por un sonido brillante, alegre, etéreamente optimista.
“Encontré una fotografía de ti que secuestró mi mundo aquella noche, a un lugar en el pasado del que fuimos exiliados”. ¿Cuándo fue la última vez que escuché esto y lo sentí tan mío? No te das cuenta corazón (o no lo quieres leer) pero somos seres cíclicos. Donde ya has estado ya lo conoces bien; el ansía, la sensación de no querer estar ahí, por eso a toda costa deseamos huir sin saber de qué.
Como un ciego persiguiendo una sombra.
Picar piedra de nuevo. Vuelves a la fila con tus compañeros de penas, la cadena que los une, el grillete en tu tobillo donde alguna vez sentiste el calor de otro cuerpo. Caminas lentamente. Pero sonríes.
“Una circunstancia fuera de nuestro control”. Debió ser así, todo menos nosotros. “El teléfono, el televisor y las noticias del mundo”. WAP, e-mail, MSN, microondas, red móvil. Tanta tecnología, me sorprende la facilidad de entrar en contacto al instante, aunque pudieras estar al otro lado del mundo. Sin embargo, hoy más que nunca, TODOS, estamos aislados y solos. El cursor de texto sigue parpadeando.
Y canto, canto porque no nos queda más. El poder de las letras, el espejo de la verdad (nada tan descarado, tan imposible de evitar). “Los poderes que nos forzan a vivir como lo hacemos. Me tiraron de rodillas al ver lo que te han hecho a ti”. Lo siento mucho, aunque no lo pueda creer. Sonríe, sonríe, sonríe, sonríe, sonríe, sonríe.
“Pero moriré como ahora estoy de píe aquí. Sabiendo en el fondo de mi corazón, que ellos caerán en ruina algún día, por hacernos parte de esto”…
Abro el cajón. Buscando una sensación y está ahí. El disco de The Pretenders y un regalo de cumpleaños enterrado. Fotos en un museo, tonos sepia, carrozas, pasado, modelar.
“Encontré una fotografía de ti”…
Por fortuna luego de oír todo lo que puedes oír, tiendes a rascar en las esquinas en busca de una sensación. Así me reencontré con una de mis canciones favoritas de todos los tiempos. Que curiosamente no había escuchado en años.
Su mayor encanto es su letra, tan suave (como terciopelo), sensible y harto jodida. Hay un dejo de desesperanza, de perdida, de vacío y dolor, pero siempre, siempre infaliblemente siempre, adornado por un sonido brillante, alegre, etéreamente optimista.
“Encontré una fotografía de ti que secuestró mi mundo aquella noche, a un lugar en el pasado del que fuimos exiliados”. ¿Cuándo fue la última vez que escuché esto y lo sentí tan mío? No te das cuenta corazón (o no lo quieres leer) pero somos seres cíclicos. Donde ya has estado ya lo conoces bien; el ansía, la sensación de no querer estar ahí, por eso a toda costa deseamos huir sin saber de qué.
Como un ciego persiguiendo una sombra.
Picar piedra de nuevo. Vuelves a la fila con tus compañeros de penas, la cadena que los une, el grillete en tu tobillo donde alguna vez sentiste el calor de otro cuerpo. Caminas lentamente. Pero sonríes.
“Una circunstancia fuera de nuestro control”. Debió ser así, todo menos nosotros. “El teléfono, el televisor y las noticias del mundo”. WAP, e-mail, MSN, microondas, red móvil. Tanta tecnología, me sorprende la facilidad de entrar en contacto al instante, aunque pudieras estar al otro lado del mundo. Sin embargo, hoy más que nunca, TODOS, estamos aislados y solos. El cursor de texto sigue parpadeando.
Y canto, canto porque no nos queda más. El poder de las letras, el espejo de la verdad (nada tan descarado, tan imposible de evitar). “Los poderes que nos forzan a vivir como lo hacemos. Me tiraron de rodillas al ver lo que te han hecho a ti”. Lo siento mucho, aunque no lo pueda creer. Sonríe, sonríe, sonríe, sonríe, sonríe, sonríe.
“Pero moriré como ahora estoy de píe aquí. Sabiendo en el fondo de mi corazón, que ellos caerán en ruina algún día, por hacernos parte de esto”…
Abro el cajón. Buscando una sensación y está ahí. El disco de The Pretenders y un regalo de cumpleaños enterrado. Fotos en un museo, tonos sepia, carrozas, pasado, modelar.
“Encontré una fotografía de ti”…
-yorkperry 05-09-06
Sólo era una nota corta.
Sólo era una nota corta.
1 comentario:
excelente prosa, triste por la inspiración....
Publicar un comentario