Sobre los vestidos de fiesta en pleno funeral.
Hay extraños fragmentos (que no episodios) en la vida de todos, donde el vértigo se convierte en un minino tan cut and play, que en el momento menos esperado terminas reaccionando, y te das cuenta de que ya estás a mitad del vals cuando se suponía que te dirigías a un juego de baseball.
¿Imaginan la incoherencia tan misticamente precisa de dicha escena? A la mitad del salón de baile, la bella durmiente entre vuestras manos, y en la mano una manopla, y en la cabeza una gorra, y en los ojos la arena.
Estamos parados, estamos despiertos (es de mañana). Estamos sudando, frío, caliente y fucsia. Estamos cantando a la sombra de nuestra parra (una canción que dice que uno sólo conserva lo que no amarra). Osea, en otras palabras:
Playtime...
-yorkperry 04/jun/2008
(Con la Rosa de Victoria,
en total teknicolor)
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